Los “corrientazos” colombianos y sus delicias

Los almuerzos corrientes, baratos, pero deliciosos, han ganado un espacio significativo e importante dentro de la vida de los colombianos en general, hasta el punto de llegar a ser también una fuerza económica de efecto multiplicador en el día a día de varios sectores productivos en todas las ciudades.

Se les da el nombre de “corrientazos” a pensiones sencillas, de aspecto muy humilde y caluroso, que ofrecen platillos del día, sencillos y económicos a la gente de a pie. Generalmente, varios grupos de trabajadores se agrupan en estos lugares para almorzar en medio de las largas jornadas laborales en los diferentes rubros laborales, una buena opción para almorzar lejos de casa.

Siendo honestos, la comida de casa es muy sencilla y nada pretenciosa, entonces, lo que buscan los corrientazos en Colombia es lograr precisamente eso, el reflejar la sencillez en una comida, transportándolos aunque sea unos minutos hasta sus hogares, lejos de los cuales deben pasar al menos ocho horas o más a causa del trabajo o largas jornadas de estudio en las universidades u otros centros educativos.

Estos sitios tienen entre sus principales opciones algunos platos típicos de las diferentes regiones del país, con precios muy bajos que oscilan entre 6.000 y 15.000 pesos colombianos, ofreciendo de esta manera un ahorro significativo para la economía de sus comensales, no solo porque llenan una de las primeras necesidades de alimentación y desplazamiento, sino porque reemplazan lo que sería una preparación muy modesta y sencilla de estas comidas.

Batalla con la comida rápida

Lastimosamente, estos tradicionales negocios familiares se han visto seriamente afectados por las crecientes cadenas de comida rápida que ofrecen cada vez precios más bajos en productos como el pollo frito y algunas variedades de hamburguesas.

La desventaja de los corrientazos con la comida rápida y procesada en Colombia se debe principalmente al ámbito digital en el que se mueve, promociona y vende la comida rápida. Al parecer, los gustos del consumidor no solo radican en el sabor de la comida que, obviamente, es mejor en los corrientazos, sino también en la novedad de lo digital, en el sentimiento de modernización y en el qué dirán, puesto que, para muchos, no se ha de ver muy “chik” almorzar en un corrientazo.

A pesar de todo, los corrientazos tratan de seguir adelante, a través de la adaptación de algunos de sus platillos a esta nueva realidad, tratando de incluir frituras y postres al combo el menú, aunque no es muy favorable en cuanto al presupuesto.

Sin embargo, las cifras en cuanto a gastos para comer fuera en Colombia, aún muestran fuertes tendencias por la inclinación hacia estos pequeños negocios de comida. Se calcula que el 93% de ingresos por comer fuera corresponden a estos almuerzos populares en los corrientazos, y que el restante 7% responde a gastos en almuerzos más sofisticados y en lugares considerados de alta gama, lo que significa también que gran parte de la economía en Colombia se mueve a través de estas comidas populares.

Renovación forzosa

La dura competencia con la comida rápida y la modernización tecnológica para el sector gastronómico ha incidido en el cierre de algunos de estos negocios tradicionales de comida en Colombia. Sin embargo, muchos otros han procedido a adaptarse con las opciones en el menú, otras a complementar servicios extra y varios a ofrecer múltiples servicios en un mismo ambiente.

Una buena parte de los corrientazos ha incluido en sus opciones del día el pollo frito, hamburguesas y hasta pizza en días especiales. Sin embargo, en ocasiones el riesgo es alto por el cambio de precupuesto que se debe realizar en la creación de estas opciones y , por supuesto, en el alza de precios en el producto que se oferta a los clientes. Muchos de ellos no quieren pagar el incremento puesto que también, como todas las familias colombianas, gozan de un apretado presupuesto mensual para comer fuera y la única razón para acudir a los corrientazos son las grandes distancias que deben recorrer desde sus casas hasta sus fuentes laborales.

El complemento de servicios extra en otra parte de los corrientazos, corresponde a la implementación de servicios de entrega en las mismas fuentes laborales o en los patios de las universidades y casas de estudio. Los propietarios se han visto obligados a tratar de ponerse a la par con el delivery del que gozan las grandes cadenas de comida rápida, así como la atención telefónica o vía internet para la recepción de pedidos. Sin embargo, estas acciones requieren de la disponibilidad de, al menos, dos personas más en el negocio, tanto para la atención del cliente y recepción de pedidos, y otro para trasladarse entregando los mismos.

Los corrientazos que han optado por ofrecer múltiples servicos, llegando incluso a doblar horarios de trabajo y readecuar sus ambientes, al parecer, tienen un poco más de éxito, pero a coste de trabajar un promedio de 16 horas diarias por ganancias modestas.

Un ejemplo de esta última situación son la implementación de juegos de casinos en los mismos ambientes de los corrientazos, pero por las noches. Una especie de adaptación de casas de juegos que atraen clientes, pero tiene completamente agotados a los trabajadores de estos sitios debido a que la jornada de trabajo, entre la atención del corrientazo en el día, y del casino por la noche, demanda al menos 16 horas de trabajo al día, arrebatando el tiempo en familia de los trabajadores.

25 Sep 2020